miércoles, 19 de noviembre de 2014

El soldado desconocido II


                                               SEGUNDA PARTE

Volvamos al cementerio a cuando uno emprende el camino de vuelta a casa dándole vueltas en la cabeza a esa posible historia.Esa curiosidad unida a la imposibilidad de haberte quedado con las ganas de haber vivido una investigación de otra parte de la historia negra in situ por esos problemas relatados anteriormente de que pocos se atreven a rebuscar y cuando rebuscas surge algo que lo impide,todo esos sumado te hace tomar fuerzas y decir “venga,esto se hace mejor en caliente” y te vas a charlar con los más mayores del lugar,con los que podían haber vivido esa historia,que cada día son menos,por eso las generaciones venideras pienso que estamos para hacer que muchas historias no se pierdan con el tiempo,debemos contarlas y tratar de hacerlas imperecederas.

Te van contando parte de lo que quieres conocer,te van dando datos,ubicaciones y te hacen saber que no muy lejos de donde vives tienes el decorado de los hechos y te das cuenta de que tú sin saberlo has pasado infinidad de veces por allí,agradeces los datos proporcionados y según terminas la conversación te vas disparado hacía el lugar,con esa sensación de que inconscientemente ese lugar te llama para que acudas.
Exactamente no sé la distancia que había que recorrer,pongamos 4 kms de tierra totalmente rural por caminos que con la llegada del otoño y su caída de hoja le dan un toque tétrico,caminos en ocasiones rodeados de tierras abandonadas que en determinadas zonas es tal,que de no conocer el lugar te sería difícil por no decir imposible el encontrarlo.
Todos esos pasos encaminados hacia una casa o más bien hacia lo que quedaba de aquella casa que un día había albergado vida y en cuyos restos habían servido de refugio a aquel soldado desconocido,su último refugio,del que hoy apenas quedan en pie algunas piedras de lo que un día fue un hogar y practicamente tapado en su totalidad por la maleza,sin duda un paisaje lúgubre en el que te sientas e intentas imaginar como fue en su día y tratas de sumergirte en la piel de aquel último habitante del lugar.

El entorno me era familiar,de niño había jugado muchas veces por allí,un poco más abajo hay un bosque de pinos al que organizábamos excursiones para ir a por piñas,aquel paraje me encantaba con ese olor a pino y con un pequeño manantial que lo hacía más encantador y bonito,muchas veces me tumbé allí a escuchar el sonido del agua y de paso observar a alguno de sus animalitos,cosas de niños de pueblo.

Los alrededores me hicieron darme cuenta de que aquella zona era en donde más animales había visto muertos,otro de los detalles a los que no había prestado atención y que ¿quien sabe?quizás estaba relacionado con todo lo sucedido antiguamente en el lugar.

La casa estaba en un lugar bien camuflado entre árboles que incluso en otoño e invierno la ocultaban a la vista,sobre todo del pueblo que estaba a las faldas de aquella montaña por donde transcurría la mayor parte de vida,es decir,por donde pasa la carretera general,la montaña,el desfiladero que conduce a la falda,el río en donde en alguna ocasión un pequeño personaje nocivo de nuestra historia pescó en más de una ocasión,el pequeño pueblo núcleo de la zona y la carretera general,oficialmente es la nacional pero hay ciertas palabras que me cuesta pronunciar y escribir,me traen malos recuerdos.

No pude contemplarla desde el aire pero analizando la arboleda supongo que también desde las alturas le servía de camuflaje,lo remoto del lugar y esos caminos me hacían pensar que era un buen escondite,repito que de conocer la zona nunca llegarías ante sus paredes y eso mismo debió pensar aquel soldado.
Las horas de luz se me terminaban y me quedaba el camino de vuelta a casa,así que hice un recorrido rápido y bajé hasta donde se encontraban otras ruinas de otra casa aún mejor camuflada que la anterior lo cual me hizo pensar si no sería aquella en donde se había refugiado,estaba situada justo al lado de un prado,en un hueco que la naturaleza había hecho y que hacía imposible su visibilidad desde aquel prado,de querer verla tenías que saber que estaba justo ahí ya que desde cualquier otro punto era totalmente invisible y cuando te escondes se trata de eso,de ser lo más invisible que puedas.Tiré un par de fotos de la zona y regresé a casa,no quería tener que recorrer medio camino a palpo por aquellos pedregosos caminos,ya habría tiempo de saber cual de las dos casas era y tiempo para volver con más calma a empaparme de un trozo de historia.No había prisa,había encontrado una razón extra para quedarme allí más tiempo del previsto pero merecía la pena.

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