miércoles, 19 de noviembre de 2014

El soldado desconocido I





EL SOLDADO DESCONOCIDO

Nunca creí demasiado en las tradiciones cristianas,mi padre me dijo una vez que a las personas,lo que se les quiere hay que demostrárselo en vida,que luego una vez muerto no te vas a enterar.Digo esto por los que viven estas tradiciones tales como la de ir al cementerio el primero de noviembre,lo respeto y de eso va la historia,de muertos.
De las veces que fui al cementerio de mi pueblo,digamos que me llamaba la atención una tumba o más bien un trozo de tierra removida en el que se supone que debía de haber un muerto,pero en el que no había signos religiosos como la cruz o ni tan siquiera un nombre pero a menudo tenía flores.

Un día vieron a una persona depositar flores sobre aquella tumba y alguien le preguntó que si era de su familia,a lo que aquella persona respondió que no,¿ah entonces conoces a quien está ahí?,no,respondió,es la tumba del soldado desconocido.Aquello llamó mi atención y me hizo viajar en el tiempo recordando esos pequeños detalles o pequeñas historias que pasan desapercibidas por tus oídos pero que a la vez se te quedan guardadas en un rincón del cerebro esperando ese chispazo que las saque de nuevo a tu recuerdo presente.

En una aldea remota de la tierra asturiana en los años ochenta,incluso principios de los noventa tampoco había mucho en lo que entretenerse,una televisión en casa de los vecinos que se encendía en contadas ocasiones y la falta de ese invento que llegaría más tarde a nuestras vidas llamado internet,esa falta de entretenimiento moderno hacía que la gente se reuniese en los portales de las casas y hablase,sí amigos,hubo un tiempo no muy lejano en que eso de reunirse y hablar estaba de moda y no es ninguna leyenda.
Y creo recordar que en alguna de aquellas reuniones con los mayores del lugar casi siempre salía a la luz alguna historia del pasado,de aquellos tiempos de guerra en la que hermanos de la misma familia luchaban contra otros de sus hermanos en diferentes bandos,historias de cuando se tenían que refugiar e incluso llegar a pasar días metidos en cuevas para esquivar los bombardeos y como en ocasiones soldados despistados o patrullando pasaban por delante de las casas de aquella remota aldea.
Hablaban de un tiempo en el que siempre había algún chivato confabulado con el régimen que delataba a supuestos enemigos,de un tiempo en el que muchos se tenían que tirar al monte para sobrevivir o mejor dicho malvivir,no creo que el hecho de tener que vivir escondido sea algo agradable y menos convivir con la sensación de que en cualquier momento te pueden matar.
Unos tiempos en que sus ojos habían contemplado de madrugada aquellos famosos paseillos que consistían en sacar de casa a alguien mientras sus familiares gritaban pidiendo clemencia entre llantos,sabían que aquel iba a ser el último recuerdo suyo que tendrían,que jamás lo volverían a ver ni con vida ni sin vida.De los tiempos de guerra y los tiempos de los paseillos practicamente cualquier lugar era bueno para crear las tumbas sin nombre,lugares malditos o lugares tabues que a día de hoy pocos se atreven a buscar,un tema que algunos quieren silenciar y omitir esa parte de nuestra desgraciada y más negra historia y que está relacionado directamente con la desgracia ya que a los pocos que se atreven a urgar en esa herida les ocurre algo y no para bien precisamente y si no,ahí están las hemerotecas para comprobarlo.
Pocos fueron los cadáveres identificados,pocas las tumbas comunitarias o masivas que se conoce su ubicación y supongo que si en una comarca tan pequeña como la de mis antepasados hay una tumba sin nombre en su cementerio,las habrá en otros muchos y me imagino que este soldado desconocido tendría un nombre,unos apellidos,una familia que durante algún tiempo le buscó.Los que han vivido esta experiencia cuentan que aunque sepan que a quien buscan está muerto,les supone un gran alivio encontrar sus restos y darle su descanso eterno entre los suyos en el lugar que le corresponde o al menos saber en donde está y tener ese lugar al que visitar y poner unas flores aunque sea en ese día de los difuntos.
El mismo día que en mi mente comenzó a brotar este,mi humilde homenaje a ese soldado desconocido,a él y a su familia,para tratar de contar una historia cuyo fondo jamás se debe silenciar.

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