viernes, 8 de enero de 2016

Generación 8.0 Parte 3

Parte 3

 
Haré un punto y aparte en la historia puesto que saqué la profesión de la pescadera ambulante que
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recorría las calles a gritos para recordar otra profesión muy de la época que a día de hoy tampoco se debe ver mucho,el afilador,si nosotros habíamos creado el superpatinete,el afilador de mi barrio había creado la superbici,que máquina de precisión llena de cosas preparada para recorrer las calles con el sonido de aquella especie de armónica que tocaba en cada esquina para que todos supiésemos que había llegado para afilar lo que hiciera falta y los niños corríamos como los ratones tras el flautista de Hamelin al compás de su música,por no hablar de cuando el grupo de gitanos llegaba con la cabra y la escalera y pensabas estar viendo el mayor espectáculo del mundo.Seguramente esas profesiones y muchas más ya perdidas merecerían un apartado especial,alguna de ellas las nombraré más adelante.Pero estábamos hablando del cole y me quedaba con cierto sabor amargo de que pensarais que todo era estudiar y llevar leches,para que calamáramos los ánimos nos soltaban a aquello llamado recreo para que esparciéramos,decir que mi cole no tenía patio propio,le prestaban el de la escuela de empresariales que había al lado,pero ese patio solo lo disfrutaban los niños mayores,a nosotros nos soltaban en un callejón peatonal en el que a cada lado había una pequeña vaya,que no era insalvable,pero para controlar que no saliéramos de allí ponían a un profesor a cada lado del callejón y en especial recuerdo a uno,pequeñito,ya mayorcete,que tenía fama de repartir hostias como panes,me acuerdo por verle caminando de lado a lado de aquella vaya con un silbato atado con una cadena que iba enrollado y desenrollando en su dedo con cada paso que daba y que lo hacía sonar cuando terminaba el recreo,llamadme loco,pero con aquella imagen de ver como nos vigilaban,con la pinta y fama de aquel profe y saber que en el interior estábamos recluídos y que a la mínima te iban a castigar,si no era dándote una leche era castigándote sin salir al “patio”,¿a que se os parece todo eso?a vosotros no sé,pero a mi me parecía como una cárcel de esas que veías en las pelis.
Lo mejor sin duda,era cuando sonaba la campana de salida,si,mis vecinos de barrio iban a colegios con patios enormes,incluso a falta de uno,con varios y en la mayoría tenían una sirena,cuando te preguntaban decías,na,nosotros tenemos a un conserje que toca la campana,tanto para entrar como para salir,es un tipo tan...tan...tan...conserje...Y que salidas,ni las de la fórmula 1 oiga,aquello eran estampidas en las que en más de una ocasión caí preso arrollado por alguno de los niños mayores y rodando escaleras abajo,pero daba igual,no había dolor y éramos de goma,nos levantábamos y corríamos,nos íbamos para casa,o bueno no,tal vez hacíamos una parada técnica antes ¿en dónde? Pues justo enfrente del cole había un kiosco,uno de esos míticos que ya también se han perdido,de los que estaban metidos en el portal de un edificio con su mítica ventanita por la que te atendían y aquel kiosco era muy especial,lo regentaba un mago y a la vez que te comprabas una chuche,si tenías suerte,te llevabas un truco de magia de regalo,eso si que es marketing del bueno y no los anuncios del refresco negro ese,así daba gusto gastarse el poco dinero que tenías.
En las salidas,a los demás compañeros solían venirles a buscar sus padres,a mi en cambio no,mi padre trabajaba de noche y por las mañanas dormía,mi madre trabajaba y a esas horas tampoco podía,a mi me venía a buscar una señora de pelo blanco,una vecina me aclararon años más tarde,siempre,menos una vez que esperé y esperé casi hasta llegar al llanto hasta que el rugido de un motor me despertó de mi tristeza,el motor lo conducía mi padre que apareció allí en un 600,sin duda era mi coche de la suerte,que le habían prestado para darme una sorpresa,tal vez el rugido de aquel coche no fuera el más sonoro del mundo,ni el coche fuese el mejor modelo existente ni el más moderno,pero aquel día me sentí el niño más alto,más grande,el más feliz y el más todo del mundo 10
y eso que a poco más y tengo que poner una escalerilla para subirme al coche pero me daba todo absolutamente igual.
Y así se pasaba el otoño,el invierno y la primavera hasta que te daban las notas y creías que por fin,en verano te ibas a librar de profes y estudios y el muy...te dejaba su regalo de navidad con retraso en la cartilla de notas,con su aquella famosa recomendación de debe seguir trabajando y les sugería que te pusiesen a hacer algún libro de caligrafía tipo edelvives,creo que se llamaban así o mi favorito,el libro de vacaciones santillana,con sus anuncios molones por la tele y su melodía pegadiza.Me imaginaba al profesor en su casa regocijándose por haberte incordiado durante el curso y seguir haciéndolo durante el verano,¿vacaciones santillana?pufff estas vacaciones me salen rana!!!porque además tenías que hacerlo,que a la vuelta de vacaciones tenías que entregarlo y seguro que muchos,al igual que yo,lo harían aprisa y corriendo a última hora del último día de vacaciones,que no éramos de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”,éramos más de “si lo puedes hacer mañana ¿para qué lo vas a hacer hoy?”y si no...desmiéntemelo.

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