Despierta,es hora de ir al cole
De todos los niños de mi calle,fui al que le tocó entrar en un
colegio diferente,con lo cúal iba a frontar aquel mundo desconocido
en soledad y supongo que me provocaba cierto temor.Todos al
recordar dirán yo fui a un colegio diferente,especial,peculiar,pero
es que mi cole lo era.Para empezar te hacían presentarte en un
edificio donde hacían las presentaciones de los cursos,de tal
apellido a tal,a esta clase,al curso A o la letra que
correspondiera,lo que hacía a ese colegio diferente a los demás,es
que no empezarías las clases en aquel edificio,te llevaban calle
abajo como una excursión a otro edificio,comenzábamos al colegio en
un instituto,vale,que se llamaba antiguo instituto porque había sido
eso pero ya no lo era,pero peculiar comenzar en un instituto ¿no?.Hoy
en día tampoco es colegio,es algo parecido a museo,sala de
exposiciones,un multiusos vaya,como aquella esquina de mi calle.
Unas aulas en las que
cualquiera podía ver si habías ido a clase ya que se veían desde
la acera de enfrente,incluso alguna cabeza vimos asomar entre los
barrotes que separaban el cristal y la calle,presidido todo por aquel
Santón de aquella iglesia que ejercía de conserje y tocaba las
campanas para darnos bien la entrada o bien la
salida,dependiendo.Pero antes de la entrada venía el peor
momento,cuando tu madre entraba en la habitación con aquello de
“despierta,es hora de ir al cole”,yo me cogía cada berrinche...y
protestaba a grito tendido llorando,era el despertador del
vecindario,todos los vecinos con los que me cruzaba me lo recordaban
y me soltaban alguna que otra amenaza,eso hacía que me pasara el
camino llorando hasta llegar a la plaza que daba acceso al cole,en el
que me frotaba la cara y los ojos para borrar restos de llantina y
miraba a mi madre para preguntarle “¿se nota que he llorado?” a
lo que ella respondía que no,años más tarde me confesó que
siempre entraba al cole con los ojos hinchados de haber llorado.Pocos
recuerdos más tengo,salvo el pasarme el primer año con aquel
mandilón a rayas con el nombre bordado en el bolsillo que supongo
que todos vestimos alguna vez,el recuerdo de que cuando preguntaban
que quería ser de mayor siempre contestaba “más alto”,primer
sueño incumplido de infancia.Lo que más me dejó marcado fue aquel
profesor,Don Lisardo,de aquella se les trataba así,de Don,un maestro
que rondaría la edad de jubilación y que se pasó los dos cursos
llamándome Rafael porque me confundía con otro que por allí había
pasado.Fijaros si no tenía mundo que a un compañero que era de
León,le pregunté cual era el idioma que hablaban allí,disculpad mi
ignorancia pero es que acababa de salir de la calle y allí
hablábamos todos el mismo idioma y no conocía gente de fuera.
¿Quien no recuerda
los castigos de aquella época?cuando te ponían de cara a la pared o
si habías sido muy travieso,de cara a la pared,de rodillas y con los
brazos en cruz.Creo que aquel profesor era de los pocos que no usaban
la mano para los castigos,esos llegarían en el siguiente
cambio,cuando retornabas al edificio de las presentaciones pero ya en
el tercer curso escolar.Y mientras en esos años estaban las
vestimentas,que imagino que quien haya tenido un hermano mayor sabrá
lo que digo cuando tenías que lucir sus modelitos en clase,los que
heredabas,lo malo es que mi hermano me sacaba 7 años y eso en el
mundo de la moda tienes sus consecuencias.En mi caso hacía lo que
hoy se conoce como vintage o retro,volvía a poner de moda las
colecciones del pasado y claro como era pequeñito,muy bajito,su ropa
me quedaba grande y ahí entraban las
madres de aquella
época que todo lo solucionaban con los dobladillos,que no digo que
estén mal,pero cuando se trata de un dobladillo en unos pantalones
vaqueros hay peligro,sobre todo cuando creces y tienes que desdoblar
y salen aquellas rayas blancas sobre tejano azul,que en mi caso
llegué a tener hasta tres en un mismo pantalón,si de aquella
hubiera existido internet,de mote me habrían puesto wifi,mira,ahí
va el niño wifi,acerquémonos a él para gorroneárselo.Y es que
claro,lo de los motes es otro mundo y los niños somos o éramos los
que más mala leche teníamos a la hora de ponerlos,sin pensar en si
le haría daño o no.Dado mi apellido Figaredo,debía resultar muy
complicado de decir,resultaba más fácil fregadero o frigodedo,un
helado que estaba bastante de moda.Y es que,estaremos de acuerdo en
que un niño en nada tiene que envidiar a aquellos grandes de la
literatura que estudiabamos en el cole,o a esos poetas,los de la
generación del 98 o del 27,cuanta poesía destilábamos a la hora de
poner motes.Puede ser que gracias a aquellos niños me entrase el
gusto por la rima,Figaredo se chupa el dedo,Figaredo se tira un
pedo,sinceramente agradezco no haberme llamado Costoya,que creo había
uno con ese nombre y no quiero pensar en la rima fácil de lo que le
habrían mandado chupar,mi cole,como podeis comprobar era cuna de
grandes poetas y de gente que te hacía dudar de tu
personalidad,habiendo pasado dos años aquel profe cambiándome el
nombre y los compañeros el apellido es irremediable que te asalten
dudas,como aquello cuando tu hermano mayor te soltaba la broma de que
eras adopatado,supongo que serán cosas de niños.
Si el antiguo
instituto era peculiar,el nuevo edificio al que íbamos no lo era
menos.Aquel piso de arriba,con sus aulas raras de narices,que muchas
veces me apeteció buscar al arquitecto que diseñó el edificio para
preguntarle porque había dejado o puesto aquellas vigas planas con
bordes casi afilados allí en medio,alguna de ellas estaba en oblicuo
y se podían usar como un tobogán,alrededor de ellas poníamos los
pupitres por grupos de varios niños.Algunos tenían que esquivar y
rodear las vigas para llegar a la pizarra.Años más tarde pensé que
el arquitecto debía de ser el mismo que decoró nuestra ciudad con
esculturas de arte moderno,de esas que miras y te preguntas ¿que
carajo es? Y que yo siempre digo,no sé que es,pero si le pones un
par de pupitres al lado es como mi clase.
No era lo único
paranormal que ocurría,en ocasiones en mitad de la clase que estaba
en silencio,pasaba por la calle la vendedora ambulante de pescado al
grito de “chicharriiiiiiiiiiinos,sardiniiiiiiiiiiiiiiillas” y
claro,a alguno se le escapaba la risa y al profesor que teníamos se
le escapaba la mano o bien se le escapaba el borrador que como un
caza de guerra iba en vuelo kamikaze a estrellarse contra su
objetivo,la cara de algún niño,que precisión tenía aquel
malnacido.Y es que de aquella,el maltrato estaba a la orden del
día,te pegaban y zarandeaban a la mínima,recuerdo una vez que me
tocó a mi,una de tantas,que de los coscorrones que me dió llegué
mareado a casa y en casa tampoco podías decir nada,te contestaban
diciendo “algo harías”.Te reías,te daban,alborotabas un poco,te
daban,no te sabías la lección y también te daban,la letra con
sangre entra era el lema,que yo me quejaba pero escuchando alguna
historia de los tiempos de mis padres en sus colegios y madre
mía,hacían que mi profesor parecía que en vez de leches repartía
caramelos,pero como se suele decir,eran otros tiempos,que la
disciplina es importante pero de ahí a llegar a la violencia...mejor
cambiemos de tercio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario