SEGUNDA PARTE
Volvamos al
cementerio a cuando uno emprende el camino de vuelta a casa dándole
vueltas en la cabeza a esa posible historia.Esa curiosidad unida a la
imposibilidad de haberte quedado con las ganas de haber vivido una
investigación de otra parte de la historia negra in situ por esos
problemas relatados anteriormente de que pocos se atreven a rebuscar
y cuando rebuscas surge algo que lo impide,todo esos sumado te hace
tomar fuerzas y decir “venga,esto se hace mejor en caliente” y te
vas a charlar con los más mayores del lugar,con los que podían
haber vivido esa historia,que cada día son menos,por eso las
generaciones venideras pienso que estamos para hacer que muchas
historias no se pierdan con el tiempo,debemos contarlas y tratar de
hacerlas imperecederas.
Te van contando
parte de lo que quieres conocer,te van dando datos,ubicaciones y te
hacen saber que no muy lejos de donde vives tienes el decorado de los
hechos y te das cuenta de que tú sin saberlo has pasado infinidad de
veces por allí,agradeces los datos proporcionados y según terminas
la conversación te vas disparado hacía el lugar,con esa sensación
de que inconscientemente ese lugar te llama para que acudas.
Exactamente no sé
la distancia que había que recorrer,pongamos 4 kms de tierra
totalmente rural por caminos que con la llegada del otoño y su caída
de hoja le dan un toque tétrico,caminos en ocasiones rodeados de
tierras abandonadas que en determinadas zonas es tal,que de no
conocer el lugar te sería difícil por no decir imposible el
encontrarlo.
Todos esos pasos
encaminados hacia una casa o más bien hacia lo que quedaba de
aquella casa que un día había albergado vida y en cuyos restos
habían servido de refugio a aquel soldado desconocido,su último
refugio,del que hoy apenas quedan en pie algunas piedras de lo que un
día fue un hogar y practicamente tapado en su totalidad por la
maleza,sin duda un paisaje lúgubre en el que te sientas e intentas
imaginar como fue en su día y tratas de sumergirte en la piel de
aquel último habitante del lugar.
El entorno me era
familiar,de niño había jugado muchas veces por allí,un poco más
abajo hay un bosque de pinos al que organizábamos excursiones para
ir a por piñas,aquel paraje me encantaba con ese olor a pino y con
un pequeño manantial que lo hacía más encantador y bonito,muchas
veces me tumbé allí a escuchar el sonido del agua y de paso
observar a alguno de sus animalitos,cosas de niños de pueblo.
Los alrededores me hicieron darme cuenta de que aquella zona era en donde más animales había visto muertos,otro de los detalles a los que no había prestado atención y que ¿quien sabe?quizás estaba relacionado con todo lo sucedido antiguamente en el lugar.
La casa estaba en un lugar bien camuflado entre árboles que incluso en otoño e invierno la ocultaban a la vista,sobre todo del pueblo que estaba a las faldas de aquella montaña por donde transcurría la mayor parte de vida,es decir,por donde pasa la carretera general,la montaña,el desfiladero que conduce a la falda,el río en donde en alguna ocasión un pequeño personaje nocivo de nuestra historia pescó en más de una ocasión,el pequeño pueblo núcleo de la zona y la carretera general,oficialmente es la nacional pero hay ciertas palabras que me cuesta pronunciar y escribir,me traen malos recuerdos.
No pude contemplarla
desde el aire pero analizando la arboleda supongo que también desde
las
alturas le servía
de camuflaje,lo remoto del lugar y esos caminos me hacían pensar que
era un buen escondite,repito que de conocer la zona nunca llegarías
ante sus paredes y eso mismo debió pensar aquel soldado.
Las horas de luz se me terminaban y me quedaba el camino de
vuelta a casa,así que hice un recorrido rápido y bajé hasta donde
se encontraban otras ruinas de otra casa aún mejor camuflada que la
anterior lo cual me hizo pensar si no sería aquella en donde se
había refugiado,estaba situada justo al lado de un prado,en un hueco
que la naturaleza había hecho y que hacía imposible su visibilidad
desde aquel prado,de querer verla tenías que saber que estaba justo
ahí ya que desde cualquier otro punto era totalmente invisible y
cuando te escondes se trata de eso,de ser lo más invisible que
puedas.Tiré un par de fotos de la zona y regresé a casa,no quería
tener que recorrer medio camino a palpo por aquellos pedregosos
caminos,ya habría tiempo de saber cual de las dos casas era y tiempo
para volver con más calma a empaparme de un trozo de historia.No
había prisa,había encontrado una razón extra para quedarme allí
más tiempo del previsto pero merecía la pena.
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